Para nadie es un secreto que los niveles de malnutrición han alcanzado cifras récord a nivel mundial y Venezuela no se escapa de este mal. El más reciente informe de la FAO ubica a Venezuela en el puesto número 1 como el país con el mayor porcentaje de adultos con sobrepeso (30.8%)
Muchos de esos adultos fueron niños gorditos, de esos que las abuelas consideraron como «muy sanos». No obstante, hoy sabemos que esa apariencia «regordeta» y esos rollitos como la famosa marca de cauchos está muy alejado de ser sano y no es más que el primer signo de alarma para ajustar el plan de alimentación de ese bebé.
Sin embargo, ese adulto con sobrepeso tiene historia… pues esos kilos «extra» no llegaron de la noche a la mañana y salvo aquellas condiciones de salud muy específicas, esa «hermosura abdominal» está allí gracias a los inadecuados hábitos de alimentación y la falta de actividad física.
Es tan grave la situación del sobrepeso y la obesidad infantil que la misma Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha iniciado una campaña de 5 años PLAN DE ACCIÓN PARA LA PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD EN LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA en la que se invitan a los Estados miembros a diseñar estrategias locales que puedan detener el crecimiento de esta pandemia mundial que no sólo está creciendo en los países desarrollados, sino que actualmente repunta en países en vías de desarrollo.
El objetivo general de este plan de acción quinquenal de salud pública es detener el aumento acelerado de la epidemia de la obesidad en la niñez y la adolescencia, de manera de que no se registre aumento alguno en las tasas de prevalencia actuales en cada país.
El Plan contempla 5 áreas estratégicas de acción:
En la víspera del inicio de nuevo año escolar, vale la pena hacer un ejercicio de observación a la manera en las que los pequeños de la casa están aprendiendo a comer y a manejar sus hábitos de alimentación. Las vacaciones suelen ser días de descanso de las rutinas, pero también son propicios para abandonar los hábitos saludables y dejarse atrapar por esas comidas indulgentes que parecen inocentes pero que en la realidad sólo están entorpeciendo el trabajo de todo el año.
Seamos realistas, hemos perdido el rumbo y comemos muy mal. El ritmo de vida acelerado nos limita los encuentros para compartir en familia de una verdadera comida casera. En su lugar, abundan las comidas en la calle, sin control, con mucha azúcar, sal y grasas. Por otro lado y a cuenta de la falta de tiempo y la inseguridad, la hora de «jugar» está frente a la TV o frente al computador o sentados en cualquier mueble con el dispositivo portátil de turno.