¿Te has dado cuenta de todo el tiempo que pasas recordando el pasado, fantaseando en el futuro, criticándote a ti o a lo que ocurre a tu alrededor?
Día con día cientos o miles de pensamientos cruzan por nuestra mente y muchos de estos, tal vez la mayoría, no son evocados voluntariamente, sino que simplemente ocurren. Algún maestro del budismo zen le llamaba a estos pensamientos “las secreciones de la mente”.
Sin embargo, aunque estos pensamientos sean involuntarios y muchas veces aleatorios tienden a atraparnos, como si fueran la opinión más importante, como si tuvieran una especie de pegamento que nos hace estancarnos en ellos y darles vueltas… continuar con su argumento… con su historia… siguiéndolos a donde quiera que estos nos lleven. ¿Te suena?
Este hábito de la mente tiene el potencial de generarnos mucho dolor psicológico y confusión debido a que:
- Los pensamientos automáticos tienden a tratar sobre los problemas ya sean reales o probables de la vida, es decir dificultades que no existen, pero que la propia mente crea. Una frase del escritor y filósofo francés Michel de Montaigne que refleja fielmente este hecho dice: “Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron”.
- El encontrarnos inmersos en la rumiación nos dificulta tener conciencia de lo que ocurre a nuestro alrededor, impidiéndonos conectar con la experiencia actual y haciendo que nos relacionemos con los eventos de la vida, con las personas y con nosotros mismos a partir de juicios, recuerdos o expectativas, lo cual puede ser sumamente frustrante y desorientador.
- Muy pocas veces la realidad se ajusta a nuestras expectativas, y eso nos genera dolor, impotencia o tristeza, pudiendo incluso llegar a pensar que hay algo malo en nosotros debido al hecho de que el mundo no se ajuste a lo que esperamos de él.
Sin embargo, como muy probablemente lo intuías, hay una alternativa a esta forma de experimentar los pensamientos, una forma de cultivar gradualmente libertad de esta prisión de los pensamientos y disminuir lo que el erudito y maestro de meditación budista Alan Wallace denomina “fusión cognitiva”: el hábito de creer que lo que los pensamientos nos dicen es la verdad.
El proceso implica el cultivo de una capacidad de la mente denominada vigilancia o introspección, lo que en este contexto se puede entender como la capacidad de reconocer lo que está ocurriendo en nuestra mente, nuestra habla y nuestras acciones mientras ocurre.
Te invito a que lo hagas por unos minutos diariamente y veas qué es lo que pasa:
- Toma asiento en una silla y dispón el número de minutos que desees dedicar a tu práctica. Diez minutos puede ser un buen inicio.
- Haz tres respiraciones profundas y lentas. Inhalando por la nariz y exhalando por la boca.
- Hazte consciente de las sensaciones de la respiración en el abdomen o en los orificios de la nariz, notando cómo se siente cuando inhalas y cuando exhalas.
- Mantente relajado y atento o atenta al momento en que surjan los pensamientos recordando que ese proceso es completamente natural.
- Una vez que notes que ha surgido el pensamiento, nómbralo mentalmente pensando y familiarízate con la manera en que se experimenta el darte cuenta de la presencia del pensamiento.
- No trates de analizarlo, encontrarle una causa, solucionarlo, rechazarlo, solo nota al pensamiento atendiendo a cómo ha surgido, cómo cambia y cómo, si no lo alimentas continuando con su guion, se desvanece como una ola o una burbuja de jabón.
- Luego regresa a las sensaciones de la respiración y haz esto una y otra vez, maravillándote al darte cuenta de cuál es la naturaleza de tus pensamientos.
- Al principio será natural que los pensamientos se te queden pegados y los pases rumiando un rato. ¡Eso es normal, lo has hecho toda tu vida! Así que no te frustres ni te critiques. Con la práctica poco a poco podrás notarlos más pronto.
- Por último, también puede ocurrir que al estar alerta ante la aparición de los pensamientos estos se vuelvan tímidos y no surjan; eso también es normal, date un tiempo y ya aparecerán.
Esta práctica es una práctica de mindfulness/atención plena a los pensamientos. Si quieres saber más, te invito a que leas este post. ¡Buena práctica!